Gladys Marin

Una sonrisa en múltiples materiales.

Educadora, política, madre, militante, líder comunista, candidata presidencial y luchadora social. Estas son solo algunas de las facetas de Gladys Marín Millie (Curepto, 18 de julio de 1937 – Santiago, 6 de marzo de 2005), a quien hoy estás viendo en esta pieza textil.

Su constancia, carisma y reconocimiento, la han convertido en una figura icónica y trascendental de la política chilena. Dentro de su destacada trayectoria se encuentra ser la primera mujer en el mundo en convertirse en secretaria general del Partido Comunista, mismo partido por el que fue diputada antes y después del golpe de Estado además de presidir las Juventudes Comunistas.

Por este mismo reconocimiento social, fue una de las personas más buscadas durante la dictadura. Gladys Marín tuvo dificultades de esconderse en un contexto de persecución por -entre otras cosas- una particular característica: su sonrisa, la que también es relevada en esta pieza de tapicería textil. Tras el 11 de septiembre de 1973, Gladys Marín se asiló en la embajada de Holanda, tras lo cual salió al exilio. En 1978, y luego de haber denunciado las violaciones a los derechos humanos en Chile en distintos países, retornó en clandestinidad para luchar contra la dictadura, encabezando a dirección interna del PC.

“Hay que luchar, luchar y seguir luchando, aunque en ello se nos vaya la vida”, es una de sus frases más recordadas. La sonrisa de Gladys. Una sonrisa cálida, que evidencia la tranquilidad de quien ha luchado por sus convicciones desde una mirada colectiva, de quien se ha sobrepuesto a las peores atrocidades, como el asesinato de su compañero Jorge Muñoz Poutays, su vida en clandestinidad, el exilio, entre otras.

En esta pieza textil, así como en fotografías, libros, stencil y otros retratos, destaca su sonrisa, que transmite la calidez de ese mismo gesto.