Playa La Ballena

Los paisajes de Chile tienen una temporalidad difícil de asimilar por la breve existencia humana, pero son mucho más que simples geografías; son testigos mudos de la historia de las personas que los habitaron, amaron, sufrieron y de su desaparición.

Playa La Ballena, en La Ligua, es uno de estos lugares, ahora consagrado como un sitio de memoria. Aquí, las aguas guardan el testimonio de las personas detenidas y arrojadas al mar por la dictadura cívico-militar. Pero además, como un brutal recordatorio de la represión hacia las mujeres en la época, quienes no solo enfrentaron la persecución por su oposición al régimen, sino, también, por su mera existencia como mujeres.

Durante aquel oscuro período, se buscó reafirmar la concepción tradicional de la mujer asociada al espacio privado, considerando a aquellas que participaban en el ámbito público como enemigas. La cifra de 3.621 mujeres torturadas y cerca de 3.400 víctimas de abuso sexual documenta el sufrimiento de estas valientes luchadoras por los derechos humanos y la democracia.

Playa La Ballena, y sus aguas, sacaron a la luz la verdad sobre Marta Lidia Ugarte Román, militante del Partido Comunista, profesora, modista y miembro del comité central de partido. Su cuerpo fue arrojado al mar tras su paso por Villa Grimaldi en 1976, cuyos horrores intentaron ser encubiertos como un “crimen pasional”. Este hallazgo reveló que muchas otras personas yacían en el fondo del océano, junto a muchas otras ocultadas en el desierto, en las montañas.

Nuestros paisajes no son solo maravillas naturales, sino también recordatorios de la ausencia y el sufrimiento de aquellos que aún buscan justicia y verdad. Aunque la memoria humana sea frágil, la memoria del espacio persiste, guardando el paradero negado a las familias de los detenidos desaparecidos por parte de los perpetuadores.