Ronda de mujeres

Tejido por Paula Huenchumil LabrañaImagen de un tapiz tejido a telar que reproduce una fotografía que muestra una ronda de mujeres manifestándose durante la dictadura en Chile. El fondo está tejido en escala de grises y las figuras están bordadas sobre este fondo, también en escala de grises.
Texto escrito por Cynthia Shuffer Mendoza

Rondar las imágenes fotográficas

Paz Errázuriz, Día internacional de la mujer (8 de marzo), fotografía B/N, 1985.

Plano y encuadre se han convertido en elementos centrales en el gran relato de los estudios visuales y la fotografía. No solo destacan la porción de realidad —en este caso, lo que la autora Paz Errázuriz quiso traer a la mirada a propósito de una manifestación para el Día Internacional de la mujer en 1985—, sino además una serie de disquisiciones sobre los detalles de cada imagen: lo que incluye, lo estrictamente visible, la representación de un punto de vista. Y por supuesto, de modo espectral, lo que no encaja dentro de la foto, lo radicalmente contingente que ocurre por fuera del acontecimiento visual. Imaginar cualquier superficie sensible sin atender estos aspectos, podría ser considerada una falta al campo de la visualidad y su tradición. Lo cierto es que, más allá de ser un dilema teórico, durante los 80 esto se convirtió en un asunto de vida o muerte. Por esos años, sostener un encuadre, quiero decir, determinar los límites de una escena necesaria y exponerla mediante una imagen, significó correr un riesgo muy alto. La fotografía se convirtió en una herramienta clave ante las denuncias de crímenes de lesa humanidad, pero también en un valioso prisma para dejar huellas de una memoria militante alternativa a la impuesta por el determinante yugo militar.

En 1981, un grupo de fotógrafos y fotógrafas decidieron fundar una asociación y, cámara en mano, salir a disputar la vida a punta de imágenes. En este espacio se dispuso la práctica fotográfica como parte de una serie de destellos de verdad en una sociedad sumergida en prohibiciones, desapariciones y censura. Fueron varias las mujeres que participaron de estas actos de visibilidad, y fueron ellas además quienes lograron quebrar los estrictos márgenes patriarcales para aportar con su mirada en la construcción de horizonte político para las fotografías, lejos de toda excepcionalidad histórica. Para mi, el mayor desafío será dejar de analizarlas desde ese lugar para empezar a vivirlas, encontrar en las imágenes y su punto de vista —también podríamos decir plano, encuadre o recorte sensible— un contacto con el nuestro. La ronda de Errázuriz resulta expresiva de múltiples rondas que emergen desde distintos lugares de la capital hasta hoy. No puedo dejar de pensar en los archivos fotográficos de Kena Lorenzini y sus rondas de mujeres en la intersección de Cumming con la Alameda, o las rondas de Mariela Rivera frente a La Moneda ya en democracia. Una suerte de manos entrelazadas y saltos, movimientos que a ratos parecen hacerlas levitar entre risas y gritos. Pequeñas ocupaciones simbólicas en el espacio público en el que se experimenta la solidaridad y cuidado mutuo, acompañado por el gesto fotográfico del que fueron parte las reporteras gráficas.

Reseña sobre la tejedora

Paula Huenchumil Labraña, Artista Visual de la Universidad de Chile. Dedicada a la creación de obras textiles, específicamente bordados. Santiago de Chile.

Reseña sobre la escritora

Cynthia Shuffer Mendoza. Académica, investigadora, curadora, fotógrafa. Doctora en Estudios Americanos (USACH) e investigadora posdoctoral de “El despliegue de una mirada militante. Tiempo y lugar de las fotógrafas de la dictadura chilena” en la misma institución. Su área de investigación se centra en los ejes fotografía, archivos y feminismos. Actualmente forma parte de la Red de Conceptualismos del Sur, es militante de la Coordinadora Feminista 8M e integrante de la Brigada de arte y propaganda Laura Rodig.

Proceso de tejido

Imágenes complementarias

20x20cm | Hilo de algodón e hilo de bordar | Tapicería y bordado